Vaquería de Acanceh

La jarana y la vaquería son dos tradiciones de todo Yucatán, que van inevitablemente de la mano, por lo que resulta imposible imaginar cómo sería la una sin la otra. En Acanceh, marca el inicio de la feria del pueblo, que generalmente se programan para el 02 de mayo en honor a la Santa Cruz y el 07 de diciembre en honor a la virgen de Guadalupe, adicionalmente a estos dos días, muchos organizadores de los gremios hacen la promesa de realizar la vaqueria en lugar del baile popular, tal es el caso del Gremio de mestizos y mestizas.

Historia de la vaquería


Junto al inicio de la exportación de productos y subproductos ganaderos, y el progreso social del mestizo, se generó una fusión de elementos étnicos que dieron como resultado el origen de nuevos sones mestizos que alcanzaban su gran apogeo a mediados del siglo XVIII.

Esta gran mezcla de etnicismos hizo que se adoptaran otras culturas musicales, lo que propició el origen de las vaquerías, una fiesta en donde celebraban la hierra y el conteo de las colas del ganado en las haciendas y ranchos. A las mujeres se les llamaba vaqueras debido a que usaban sombreros iguales a los de los vaqueros, por ende a la fiesta se le denominó vaquería. Después de la marca del ganado, las mujeres atendían a sus invitados, y al finalizar, bailaban viejos sones mayas influidos por la música española. El bastonero formaba dos filas: una de hombres y otra de mujeres, y al hacer la señal con su pañuelo el baile se iniciaba. ¡Los habitantes de la hacienda estaban de fiesta, por lo que todas las actividades se suspendían mientras durara la vaquería!

Actualmente consta de tres celebraciones: se inicia con una misa, le sigue la corrida de toros y finaliza con el baile, durante el cual, con las famosas jaranas, los yucatecos muestran su gran ingenio y alegría.


Jarana

La jarana es el baile típico de Yucatán. Exis-ten dos tipos: la jarana 6×8 va zapateada, es la nieta de los aires andaluces e hija de los sones mestizos; y la jarana 3×4, surgida posteriormente, siendo un vals con aire de jota aragonesa, de la cual deriva. Esta última en sus inicios era exclusivamente bailada, y con el paso del tiempo se fueron agregando textos hechos con rimas.

La jarana es un baile zapateado sin pasos fijos ni diferenciación entre el hombre y la mujer, y cada quien puede realizar sus propias creaciones de baile. Las posturas son erguidas debido a la solemnidad de las danzas aborígenes, pero en las partes valseadas realizan giros mientras levantan sus brazos en ángulo recto, como los bailadores de jota, chasqueando los dedos representando las castañuelas españolas. Dos golpes de timbal indican que el baile se ha iniciado.

Si al final de cada jarana quedan pocas parejas disputándose el primer lugar de resistencia, la euforia del pueblo se desboca en una animación hacia sus bailadoras favoritas a través de las galas, que consisten en ponerles varios sombreros en la cabeza, uno sobre otro, simbolizando la corona como premio.

Es común que en pleno baile, alguno de los bailadores detenga la música diciendo en voz alta: “¡bomba!”. En ese momento le recita a su pareja un verso a manera de humor, siempre dentro de los límites de la decencia. Originaria de España, representa un chispazo de ingenio que provoca un estallido de alegría y convivencia.

Fuente: “Bailes y Danzas Tradicionales de Yucatán” por Luis Pérez Sabido.