Observatorio Astronómico de Acanceh


También conocida como "Estructura 6 A"  y coloquialmente denominada entre nuestra gente como "Cerrito del venado", ubicado en el fraccionamiento Los Venados, fungía como observatorio astronómico solar, por lo que se puede concluir que la Elite Maya de esta zona, ocupaba un lugar poderoso y con bastante influencia sobre otras ciudades de la región centro norte.

Este "cerrito" se trata de un pequeño edificio de apenas 1.90m por 2.10m con una entrada de 40 cm y 90 cm de altura y según las ofrendas que habían en ese lugar durante su hallazgo, se pudo determinar que se trataba de un observatorio astronómico maya.

Aunque en un principio se determinò que era observatorio cenital, es decir, que a través de eventos solares se podrían definir los eventos de lluvia y de esta manera medir los tiempos agricolas de los mayas, el observatorio solar también funcionó para la observación de Venus, informaron especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán.

Para los mayas, ese astro tuvo trascendencia especial, ya que se trata del tercero más brillante de la bóveda celeste.

El cálculo de duración de su ciclo calendárico de 584 días está representado incluso en uno de los tres códices que lograron sobrevivir de la antigüedad.

Luego de una serie de estudios, se comprobó que el observatorio solar está alineado a Venus, por lo que se trata de un edificio multifuncional y destinado exclusivamente a la élite maya, específicamente para los sacerdotes-astrónomos.

La investigadora Beatriz Quintal Suaste, recordó que 2002 iniciaron las excavaciones en una estructura semicircular la cual, posteriormente se corroboró que se trataba de un observatorio astronómico subterráneo.

A pesar que no se encontró más material que permitiera conocer la altitud y angostura final del inmueble, dado que el material pétreo fue utilizado para la construir el actual asentamiento, la evidencia que ahora se tiene demuestra que se trató de un observatorio cenital.

Es decir, el Sol ingresa justamente cuando está sobre nuestras cabezas, impidiendo la generación de sombres en edificios verticales, así como en personas, fenómeno que se observa dos veces al año, el 24 de marzo y el 18 de julio.

El arqueólogo, Orlando Casares Contreras, resaltó que esta estructura precolombina funciona como observatorio solar y venusino, tal como se observó hace tres años, y se preveo que a finales de 2016 se repita el fenómeno arqueoastronómico.

Venus fue representada como deidad por los antiguos habitantes de estas tierras, de nombre Noh Ek, y cuyo cálculo astronómico está contemplado en el Códice de Dresde.

Según lo observado, el Sol se filtra entre las dos puertas alineadas, acontecimiento que se registra el 4 de marzo y 9 de octubre, por lo que a partir de esta segunda fecha hasta el solsticio de invierno hay una diferencia de 73 días. Esta cifra es múltiplo del año terrestre, así como del período de revolución sinódica de Venus, ya que al dividir 365 entre 73 da cinco períodos, y al multiplicar 8 por 73 da 584, es decir, el “año venusino”.
Al costado Sur del observatorio se observa la máxima salida de Venus al Norte, suceso que se registra cada 584 días, el cual se registra cuando el planeta está en período de “Lucero del atardecer”.

Éste fenómeno arqueoastronómico se observó el 26 de septiembre de 2013, se repitió en mayo de 2015 pero no se pudo apreciar, y se repitió en diciembre de 2016.

El observatorio astronómico de Acanceh data del Clásico Temprano (300-600 dC), por lo que es uno de los más antiguos, el cual tuvo un funcionamiento hasta el Posclásico, es decir, antes de la llegada de los españoles.

Durante el equinoccio, de primavera y de otoño, el Sol ingresa justamente por las dos puertas del edificio, la luz de la deidad solar maya, ingresa de manera perpendicular sobre el edificio, por lo que varios minutos desaparecieron todas las sombras.y Kin se oculta exactamente sobre La Pirámide de los Mascarones de Acanceh, el edificio más alto de la zona arqueológica, que se ubica a una distancia de 900 metros. Un sacbé, camino blanco, unía a dichos edificios mayas, y de esta vía sólo se conserva cerca de 300 metros, la tercera parte del trayecto.